martes, 11 de mayo de 2010





Tenia la inspiración en la punta de la lengua.
Las palabras me salian por los orificios de la nariz, y ahora no me salen ni con las manos.



Lo tuerces todo y me desestabilizas mentalmente.

Me absorves las sonrisas y me dejas con mi cara habitual.

Me alejas de las cosas cuando los dos estubimos tan cerca.

Me implicas en conversaciones que no me apetece razonar.



Tu no me dejas saber si eres igual que el anterior.
No se nada de ti.
Y no me dejas conocerte con una cerveza en la mano para acabar en la cama.
Una y otra y otra vez.
Y como si fuera poco, no me dejas comer chocolate antes de cenar.

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