Cuando una de vosotras cayo, mis ojos lo presenciaron.
Y desde siempre cuando eso pasa, los deseos del visionario se cumplen. Al menos uno. El único que pedí.
Pero no, una vez mas, me habéis fallado.
Nunca mas volveré a pedir deseos al cielo.
Ni si quiera al soplar las velas de mi tarta de cumpleaños.
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