Me sacaron de la cama y me tiraron sin ningún cuidado en el plato de la ducha.
Abrieron el grifo girado hacia el lado del agua fría y sentí como todos los músculos de mi cuerpo se contraían, note mi piel completamente estirada y como mis testículos hicieron el mismo movimiento que un caracol resguardándose en su concha.
Mis dientes empezaron a chocar descontroladamente, y mi cuerpo empezaba a soltar pequeños espasmos que se desvanecían con el final de mis extremidades.
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